Bienvenidos de nuevo a este espacio creado por ORL y cirugía facial y sus especialistas, para informar y tratar temas relacionados con la otorrinolaringología y lo que sucede alrededor de ella. Hoy hablaremos de los padecimientos más comunes de las amígdalas y la garganta en general. Les recordamos que el autodiagnóstico es una práctica poco prudente y que todo lo que aquí escribimos debe ser diagnosticado y tratado por un médico experto. Lo que en este espacio se escribe tiene un fin meramente informativo y nunca de autodiagnóstico.
Las amígdalas están conformadas por tejido linfoide y se ubican en la faringe, se encuentran ahí como barrera o método de protección ante bacterias y virus que ingresan por las vías de boca y/o nariz y que pudieran dañar nuestro sistema, es por ello que son consideradas como parte del sistema inmune del cuerpo. Al estar constantemente expuestas y ser barrera de microorganismos, se vuelven propensas a albergar en ocasiones bacterias que, si bien no entran por completo a nuestro cuerpo, generan un “daño” local en estas áreas.
Dependiendo de la ubicación, las amígdalas tienen diferentes nombres y son distintas las bacterias que las atacan:
- Amígala faríngea, también conocida como “de Luschka”, se encuentra ubicada en la parte superior de la cavidad de la faríngea. En los pequeños pueden presentarse con hipertrofia y son causantes de complicaciones respiratorias nasales y deformaciones faciales. De ocurrir esto, es necesario extraerlas.
- Tubárica, también conocida como “de Geriach”. Este tejido se ubica alrededor del extremo de la faringe de la trompa de Eustaquio
- Palatina, o llamada también “tonsila”. Son probablemente las que todos ubicamos más, estas se encuentran en la entrada de la faringe , a los costados de las fauces, el nombre más utilizado para éstas es “angina”, un nombre mal empleado en realidad, pero no tan alejado para decir verdad, ya que proviene del padecimiento conocido como amigdalitis, que es una inflamación.
- Es el tejido que se ubica en la base de la lengua.
Las enfermedades y padecimientos propios de la garganta son de los más recurrentes desde los infantes hasta los adultos mayores, la mayoría tiene sus orígenes en niveles bajos de defensas y son fácilmente tratables y diagnosticables. Hablemos un poco de los padecimientos más comunes de la garganta:
- La amigdalitis. Remontándonos a la etimología, recordamos que la terminación “itis” significa “inflamación” y así como la colitis es una inflamación del colon y la otitis una inflamación de las vías auditivas, la amigdalitis es una inflamación de los tejidos que conforman las amígdalas, ocasionados por una infección. Los síntomas más evidentes y comunes son dolor y el malestar constante, que se acentúa al pasar alimentos o líquidos. Es importante resaltar que una vez que se padece amigdalitis y que estos tejidos se infectan, aunque la enfermedad sea tratada y eliminada, las probabilidades de que vuelva a ocurrir son elevadas. Dependiendo de la naturaleza de la enfermedad, es decir, si es bacteriana, viral u ocasionada por un padecimiento crónico, puede o no ser contagioso.
- Amigdalitis aguda. La amigdalitis aguda es una complicación de lo anteriormente descrito, es una inflamación de los tejidos ocasionada por un agente viral o bacteriano, pero que penetra un poco más en nuestro sistema y trae consigo algunas complicaciones. Entre los síntomas que aparecen encontramos la fiebre, dolor intenso al pasar saliva, alimentos y bebidas; las almohadillas presentan una irritación color rojo acompañado de un brillo característico o pueden estar recubiertas en una delgada superficie blanquecina que se conoce como “exudado”. Una a amigdalitis aguda puede ser diagnosticada con una muestra de secreciones, que se obtiene de la garganta para después ser sometida a una prueba; analizar la sangre es también uno de los métodos de detección. Su tratamiento se lleva a cabo, por lo general, con antibióticos para contrarrestar las bacterias; si la enfermedad tiene un origen viral, tomar muchos líquidos, reposo y medicamentos analgésicos suelen ser el método más empleado.
- Amigdalitis crónica. Si con mucha frecuencia aparecen las molestias de lo que se considera amigdalitis, se forman pequeños depósitos en los tejidos con bacterias que provocan repetidamente la inflamación y producen malestar, dolor e inclusive mal aliento. Es ahí cuando se puede hablar de amigdalitis crónica. Para diagnosticar esta enfermedad no hace falta más que hacer una revisión del historial clínico y analizar la frecuencia con la que han sucedido las enfermedades. La condición crónica significa también una alta resistencia por parte de los virus y bacterias a los antibióticos y medicamentos, por lo que prepararse para una cirugía o amigdalectomía es lo más recomendado. Una cirugía ambulatoria y de pronta recuperación, que afortunadamente incluye comer mucho helado para mantener alejados los dolores y la inflamación.
- Abscesos periamigdalinos. Si este padecimiento no es atendido de forma pertinente, puede atentar severamente contra las vías aéreas e inclusive la vida del paciente. El absceso periamigdalino es la formación de pus en la parte posterior de los tejidos, una infección que ocasiona que las almohadillas se muevan ligeramente hacia la parte frontal de la faringe y presionen la úvula o mejor conocida como campanilla. Este padecimiento va acompañado de un fuerte dolor, especialmente al abrir la boca, y si no es tratada a tiempo, la infección puede expandirse a toda la garganta y tener complicaciones severas. El tratamiento en su etapa más temprana corre a cargo de antibióticos y cuando la presencia de pus se vuelve más severa, es necesario drenar.
- Hipertróficas. La hipertrofia en las amígdalas es el crecimiento anormal y excesivo de estos tejidos y es consecuencia de recurrentes infecciones que ocasiona la bacteria estreptococo. La hipertrofia de dichos tejidos ocasiona diversas molestias en el paciente, dificultad para tragar, mal aliento, ronquidos e incluso apnea del sueño. En situaciones desfavorables, puede complicarse e infectar otras áreas de la garganta y el cuello. El tratamiento más recurrido para eliminar el problema de raíz es la cirugía, pero también pueden tratarse las infecciones con antibiótico y antinflamatorios.
Ahora que conoces algunos de los padecimientos más frecuentes, recuerda siempre estar al pendiente de tus síntomas y acudir al médico cuando las cosas no se sientan bien. En ORL y cirugía facial somos especialistas en el tema y podemos brindarte el diagnóstico y la atención que necesitas. Te invitamos a mantenerte al pendiente de tu salud y te recordamos que el autodiagnóstico no es cosa de juego, todo tratamiento médico debe estar respaldado por un diagnóstico médico hecho por un experto.